Glorioso San Cipriano de Antioquia,
gran mago que supiste dominar
a poderosos espíritus del mal,
y que tras hacer la señal de la Cruz
te viste liberado de los ataques
y los malignos trabajos de Satán,
y que con gran fe
formaste parte de la Iglesia de Dios,
Nuestro Padre y Señor,
entregando tu vida por Él
siendo duramente martirizado
junto a tu esposa Santa Justina,
y por vuestros sufrimientos
gozáis de la gloria eterna ante Él.
Devotamente acudo ante vos,
a solicitar vuestra ayuda y protección:
No me dejéis caer en las redes del mal,
os suplico poderoso santo,
mantenedme a salvo de tentaciones,
malos espíritus, envidias y peligros,
por la gloria de Nuestro Señor.